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sábado, 9 de agosto de 2014

IMAGENES DE : "VIAJE POR ITALIA, DE LA TOSCANA A LOS DOLOMITAS. 1ª PARTE".

Aqui os dejo un enlace de las fotografías de la primera parte de VIAJE POR ITALIA: DE LA TOSCANA A LOS DOLOMITAS, espero seguir subiendo la segunda parte. Si queréis leer el viaje estoy aún un poco desorganizada, pero es que soy novata en esto de los blogs, podéis hacer clic en las etiquetas y os seleccionará el viaje de lo que os interese.

IMAGENES: PRIMERA PARTE DE : VIAJE POR ITALIA DE LA TOSCANA A LOS DOLOMITAS


domingo, 15 de junio de 2014

SIENA; PIENZA; FLORENCIA Y SIRMIONE. VIAJE DE LA TOSCANA A LOS DOLOMITAS.

11 y 12 de junio de 2014

 
Cada día que pasa se suma un día en el calendario y dos grados de temperatura en la Toscana. Yo me maravillo cuando veo las carreteras anunciando peligro por la nieve y heladas, y pienso: - ¿Alguna vez helara aquí de verdad? . Llegamos a Siena con mas de 32 grados, pero el planing del viaje es el planing y, al menos, hay que intentar cumplirlo. Conseguimos aparcar la autocaravana en las afueras de Siena, justo al lado de una línea de autobús que te lleva a una de las puertas de la entrada a la ciudad. Caminar por las callejuelas llenas de sombra es agradable y, dadas las temperaturas, no pude evitar el comprar una camiseta, talla XXXL, a ver si así sudo menos al evitar que la ropa entre en contacto ajustado con mi piel. 

En diez minutos de agradable paseo, llegamos a la  Plaza del Campo, una de las mas grandes plazas  de la Edad Media; donde, actualmente, hacen todos los años una carrera de caballos; espectáculo muy famoso que no coincidió con nuestra visita.  

En la plaza se encuentra una reproducción de  la Fuente Gaia, cuyo original esta en el museo de Santa María de la Escala. Las palomas calmaban su sed en el chorro de agua que surge de una de las estatuas. 


Proseguimos bajo los rayos del sol hasta conseguir llegar al Duomo (siglo XII a XIV) del arte románico-gótico y, finalizamos, con la Fortaleza de los Médici. Habíamos calculado estar dos horas en Siena, pero se alargo a cuatro. 

Desde allí pusimos rumbo a Pienza,  una ciudad capricho del Papa Piccolomini, que encargó hacer la ciudad y luego se escandalizo de su precio, hasta que la vio y considero bien empleado el dinero. El pasear por sus calles te recuerda constantemente que el famoso queso pecorino se produce allí y no quisimos marchar sin comprar un trozo que degustaremos con la familia. Como habíamos comprado condimento para espaguetis, también hicimos acopio de la pasta superlarga. 

Pudimos deleitarnos con los paisajes de la Toscana desde los miradores del pueblo y, finalmente, con un buen café sentados en una terraza a la sombra. 

De Pienza nos dirigimos a Florencia con intención de acampar en el camping de Michelangelo, del que teníamos una buena información, pero al llegar nos derivaron al área de caravanas. Desde hace muy poco han dejado de aceptar las camping-car en el camping. El área de caravanas quedaba un poco alejada de la ciudad y puede que en un futuro sea un sitio agradable, pero dado que sufríamos temperaturas de mas de 40 grados, y los arboles están en la primera fase de desarrollo, el calor que se acumula podéis imaginaros que hace muy difícil quedar durante mucho tiempo allí. Madrugamos y tomamos un autobús que, por cierto, quedaba un poco alejado del área de estacionamiento, y pudimos llegar al centro de Florencia a las nueve de la mañana. Cuando me apee del autobús, mi primera impresión fue pensar que Florencia no era como me decían la mayoría, que están encantados con la ciudad. Incluso llegué a pensar que yo no tuviera sensibilidad para apreciar el arte, pero a medida que los minutos pasaban, Florencia me iba atrapando con sus encantos. 

Las calles con sus edificios cargados de historia, la claridad y, ya cuando llegué al Ponte  Vechio, Florencia me había seducido absolutamente. 
En la Toscana se respira el aroma de tilos; pero en Florencia , mirando el puente, se respira el romanticismo. Puede que haya sido la hora y la luz del día, pero no era capaz de apartarme del Puente; sencillo pero mágico. Le saque fotografías desde todos los ángulos y, a partir de ahí, todo me parecía maravilloso. 

De pronto me sumergí de lleno en la época renacentista ; comencé a imaginar las gentes, pasando por sus calles ataviados con los ropajes típicos. También me dio tiempo a pensar como las damas sufrirían con sus vestidos y las altas temperaturas. 

Son tantas las cosas que hay que admirar en Florencia que no puedo describirlas aquí, cierro los ojos y me vienen flashes de las esculturas y edificios.

 Los mármoles cubriendo las paredes de la Catedral y su Campanario.

 Creo que algún día subiré alguna entrada al blog, de Florencia, como un monográfico; pues me encantó. 

No teníamos planeado repetir noche en el área de autocaravanas, así que optamos por no entrar a los museos, debido a las largas colas que se veían. Lo bueno que hicimos fue madrugar y ver una Florencia sin agobios de turistas japoneses, que tres horas mas tarde inundaban todas las plazas y calles; con sus manos cubiertas por guantes, sus gorritos y en fila. Aguantando estoicamente el calor, protegiéndose del sol hasta con pañuelos rodeando el cuello; supongo yo que para no quemarse y no porque tuvieran frio, en un día como hoy que pasamos de los 45 grados al sol.

Ya no parecíamos españoles, pues madrugar es lo que trae; que adelantas todo, incluso comer. Tanto fue así, que a las doce en punto, el restaurante que habíamos elegido aun no estaba abierto. Para hacer tiempo pasamos a la Florencia de cada día, y paseamos el mercado de S. Ambrogio , situado justo enfrente de la pizzería elegida. 

Terminamos comprando unos boletus para la cena.  
Al fin pudimos entrar en la pizzería que me había recomendado, y muy acertadamente, mi compañera de trabajo. Una pequeña pizzería con aire acondicionado y unas pizzas estupendas. 

Escogimos y recomendamos probar la “Pizza blanca con burrata” ,  una pizza difícil de degustar en lugares que no sea fácil obtener el queso burrata; era sencilla: pasta,  tomate y, luego de cocido, el queso por encima; pero sin meterlo al horno, sino que con el propio calor de la pizza se calienta la burrata. Es cremosa y deliciosa, ¡ah! y que no se olvide la albahaca, que le da un toque especial. 
La pizzería queda en la calle Vía Mazzi número 113, y se llama “Il Pizzaiuolo”.Esto es un recomendar de boca a boca, a mi me lo dijo mi compañera Lorena, y yo os lo digo a vosotros.

Para regresar al Área fue mas fácil; enseguida conseguimos autobús, por cierto es el numero 14 y te deja a unos 750 metros del área, que no es mucha distancia pero a 45 grados suplen como si fueran 5 kilómetros; con deciros que llegue a la caravana y directa a la ducha antes de irnos. Llegamos a la conclusión que Florencia es maravillosa para un viaje de tres días, incluso dada la cantidad de museos y obras que existen puede prolongarse a cinco, pero por supuesto no después del mes de abril, sino en la época que se asegura una temperatura mas baja. Aunque confieso que vi expuesta una fotografía de Florencia con nieve, que creo que no era falsa, sino autentica. También otra cosa que me llamo la atención fue ver ya la moda del próximo invierno expuesta en los escaparates de Max-Mara, como información se llevaran los abrigos color avellana claro. Tono camel. J.

A las tres de la tarde pusimos ruta a Sirmione y dábamos por concluida la Toscana, no porque no quisiéramos mas; sino porque dadas las temperaturas pensábamos que al igual que nuestros inspiradores del viaje, lo mejor era dejar la Toscana para una fecha menos calurosa y deleitarnos con las montañas del norte de Italia.

Salimos huyendo del calor de la Toscana pero con la idea de regresar algún día y completar nuestra visita. Hay tantas cosas que ver y admirar que podríamos programar multitud de viajes. Ya comentamos entre nosotros, que éste es el primero, como toma de contacto. Así hicimos con Francia la primera vez y ya he olvidado el numero de veces que la he visitado. Me gustaría algún día poder escribir los mismo de la Toscana e Italia.

A las cuatro de la tarde, abrir las ventanillas de la autocaravana me recordaba a abrir la puerta de un horno.  Quería hacerlo para tomar alguna fotografía durante el camino; finalmente desistí de las fotografías y me dedique a beber agua hasta llegar a Sirmione.

 Habíamos dejado la Toscana y lo cierto es que se notó. La entrada en la zona del Lago di Garda, ya me auguró un cambio en la climatología para el resto de los días del viaje. Aún hacia calor, pero mas soportable. Sirmione es un pueblo lleno de flores y adelfas convertidas en arboles. En Italia supongo que se da con facilidad el laurel. Cuando llegamos a Sirmione un olor a un producto, que de niña yo recordaba que se llamaba “zotal”, inundaba todo el ambiente. Desde luego el olor a Toscana, con aquel aroma de flor de tilo, había desparecido y cambiado por olor a polvos matarratas, que decía Tino. Mas tarde llegamos a la conclusión que podía deberse a la fumigación para evitar los mosquitos, pues a pesar de estar a las orillas del lago, nos dejan relativamente en paz después de una mini sesión de picotazos.

El área de parking para autocaravanas es un sitio privilegiado, justo a dos metros de la orilla del lago. Una maravilla disfrutar esta imagen y sentirte en tu casa. Con arboles cuya sombra hace el calor soportable. 
A la izquierda vemos el castillo, encumbrado en una roca, construido para defensa de la ciudad y atraque de los barcos; porque en este lago que llega a una profundidad de 365 metros y una anchura de 17 kilómetros, con una longitud de 165  kilómetros; se desarrollo una guerra en que Venecia arrebato, en 1405, la fortaleza medieval formada aquí, al que era el dueño, Señores de Scaligeri de Verona.

Después de refrescarnos, fuimos a dar una vuelta por el pueblo. Absolutamente turístico y donde dejas de oír hablar italiano para pasar a escuchar alemán a pesar de estar en territorio italiano. Luego nos enteramos que son las vacaciones de Pentecostés, los alemanes tienen dos semanas de descanso y aprovechan estos días para disfrutar. El pueblo esta lleno de pizzerías y ¡como no!, de gelaterias que anuncian sus helados artesanales. Tino y yo no comemos muchos helados. Yo, sobretodo porque me dan sed y dadas las circunstancias no estoy para aumentarla. No obstante vimos una en la que de reclamo ponían wifi abierta, y allí nos tomamos una copa de helado, aprovechando para leer el correo y enterarnos un poco de cómo va el mundo, aunque parece que sigue su línea. El atardecer fue estupendo. 

Al refrescar la temperatura pudimos dar un paseo a lo largo del lago. De vuelta nos apeteció sentarnos al borde del agua, Tino saco las sillas al lado de la autocaravana, y yo me puse a escribir un poco del blog, pero comenzó a levantarse una brisa que se torno en una verdadera ventolera. El lago calmado comenzó a levantar olas, no como las del Cantábrico este invierno pasado, pero si que algunas saltaban el borde de piedras que circunda el lago. Nos obligo a recoger y, nada mas entrar en la autacaravana, al fin llovió.

NOTA: Información para autocaravanistas

Siena:
Se puede dejar la autocaravana en un parking gratuito que justo delante esta la parada del autobús número 10 que te lleva a una de las puertas de entrada al casco histórico.
GPS:
Longitud (Norte): 43.3423º  o  43º 20’ 32’’
Latitud (Este): 11.305055º  o  11º 18’ 18’’

Pienza:
Hay un parking para autocaravanas a unos 200 metros del pueblo.
GPS:
Norte: 43º 04.811’
Este: 11º 40.396’

Florencia:
El área de autocaravanas esta en las afueras de la ciudad y a unos 750 metros de distancia se encuentra la parada del autobús número 14 que te lleva al centro. Tiene Wifi (aunque tenia averia). Precio es de 26 euros .
Area di Sosta di Firenze:
Norte: 43º 45’ 56’’
Este: 11º 18’ 55’’

Sirmione:
Parking al lado del Lago donde se puede pernoctar y el precio es de 21 euros / 24 horas. Se recoge el ticket en la entrada con barrera y se abona en unos cajeros junto a la zona de carga/descarga de aguas antes de salir.
GPS:
Norte: 45º 29’ 13’’

Este: 10º 36’ 34’’

sábado, 14 de junio de 2014

PISA Y SAN GIMIGNANO. VIAJE DE LA TOSCANA A LOS DOLOMITAS

10 de junio de 2014





Hoy comenzamos el desayuno con gambas al ajillo. El motivo es que hemos detectado que la nevera no enfría lo suficiente, así que debemos de comer la comida que hay en el congelador lo mas rápido posible. No es que sea precisamente un plato de desayuno pero estaba buenísimo, bien picante, como nos gusta.
A las diez de la mañana el sol era ya insoportable, pero decidimos visitar la torre de Pisa. El camping queda a unos veinte minutos de la torre, andando, y la ruta se hace durante un trayecto por un túnel que es de agradecer. En los alrededores de la torre, el olor a cuero inundaba el aire caliente. Durante unos segundos pensé que me encontraba en el zoco de Marrakech, no se si huele así pero me lo imaginé. 
Pisa no se ni como es, solamente nos paramos a ver el Baptisterio, el Duomo y su famosísimo campanario inclinado; realmente impresiona ver la inclinación de la torre, se hace increíble que aun se sostenga de pie. El calor apretaba y la multitud de gente hacia difícil sacar una fotografía, aunque no fuera la “típica” de sostener la torre.
Casi debajo de la torre, fue cuando vi el ingenio de los italianos para impedir que se caiga, como se puede observar en la fotografía ¡la sujetan con un hilo negro!.  J. Curiosidades que si no se viaja no se ven.

Decidimos rápidamente volver al camping, riéndonos recordando un blog que habíamos leído cuando preparábamos el viaje, de unos que hablaban del calor de la Toscana y que llegados a Pisa, aunque aun estaban en territorio Ligur y no de la Toscana, decidieron volver en otras fechas y partieron para los Dolomitas en busca de la brisa de la montaña. Así que me paso todo el tiempo recordándoles y de vez en cuando le digo a Tino:- ¡Que razón tenían largarse de la Toscana!. Pero ya esta siendo como un reto ver los días que consigo no morirme deshidratada, y mi capacidad y tolerancia al calor, que hasta hace poco era bastante nula. Al llegar de ver la torre de Pisa, quede empapada en sudor como hacia muchísimo tiempo no recordaba, si ese tipo de sudor adelgazase, estaría ya con un tipo de anoréxica. Me he pasado todo el día bebiendo agua, me vale todo, con gas, sin gas, caliente o fría, y lo mas curioso son las pocas veces que visito el WC a pesar de los litros de agua que bebo, hablo bien, digo litros y en plural…

Como Pisa se ve rápido, pusimos dirección a San Gimignano haciendo un alto en el camino para comer “todos” los calamares en su tinta que traíamos en el congelador, digo todos porque eran en abundante cantidad, así que decidimos no asociarles hidratos de carbono, sino una ensalada de hoja verde, si como hacer eso fuera menos cantidad. Tomar el café fue de nuevo estar en un baño de sudor, tanto fue así que aunque Tino tenia programado pernoctar en un área de servicio, yo preferí ir de camping y tener al menos duchas con cantidad de agua suficiente para calmar la sensación de calor.

En el camping de Pisa nos recomendaron uno de la misma línea en San Gimignano, y por clientes, derecho a un descuento del 10%; no lo pensamos ni dos veces. El plan era llegar al pueblo, visitarlo y pasar la tarde en la piscina del camping; pero existe un dicho que dice: “el hombre propone y Dios dispone”, para explicar los contratiempos que siempre surgen. En el camino el tonton volvió a jugárnosla, Tino llego a la conclusión que en lugar de actualizarlo lo que hizo fue desactualizarlo aun mas de lo que estaba, pues hay carreteras que desconoce absolutamente. De camino nos encontramos también con la fatalidad de que los italianos  tienen las carreteras cortadas por doquier. Conclusión de todo esto, que nos perdimos y para llegar al pueblo tuvimos que hacer un recorrido por la montaña, así descubrí que la Toscana no es llana, sino que en su paisaje existen pequeñas colinas de color verde , grandes plantaciones de arboles salpicados de plantas color amarillo y amapolas rojas.
Pasando por el Valle d’Elsa percibí el olor de la Toscana. Huele a flores; a rosas y tilos. Un perfume que embriaga. Tuve exactamente la misma sensación que en el pueblo de Grasse, en Francia, donde a las horas punta de calor, rocían el ambiente con agua y colonia, dando a sus calles el perfume de sus creaciones; pero en la Toscana es el propio aire quien perfuma el ambiente.

Enamorada ya de la Toscana llegamos al pueblo de San Gimignano y nos alojamos en el camping, a tan solo dos kilómetros del casco antiguo.
Como el calor aún apretaba optamos por el bus para subir al pueblo. Salía justo del camping. Los italianos tienen buena fama de locos de la conducción y así lo corroboramos. Subirse en aquel autobús fue peor que hacer la doma de un caballo salvaje en el oeste. Cada bache que topábamos, el conductor aceleraba y el autobús brincaba y yo con él. Para obtener el billete, existen unas maquinas expendedoras dentro del autobús, que tras meter piezas de euros y cincuenta céntimos, te entrega el ticket. Entre aquellos saltos y el poco equilibrio mío, metí las monedas pero la maquina se quedo con todo, dinero y billete. Yo me negué en rotundo a repetir el intento con nuevas monedas y dado que la posición de las maquinas era en la parte trasera, y el conductor iba en la delantera, callé y decidí hacer el trayecto sin dinero y sin billete. Pero como os decía, era un cabalgar de potro furioso, mas que ir en autobús ; y justo al pasar el veinteavo bache , retumbaron todos los ajustes metálicos e incluida mi cicatriz de una vieja operación, y la maquina de los billetes regurgito el dinero en premio de consolación.
Finalmente pudimos poner pie en el precioso pueblo medieval, turístico, pero sin agobios, al menos en estas fechas.
La luz del atardecer se refleja en los campos y puedes ver todas las tonalidades de colores de amarillos, ocres y verdes. Degustamos un vino acompañado, en lugar de una tapa de picoteo, como es habitual en Asturias, de un litro de agua de San Peregrino para calmar la sed. A pesar del olor a pizza y especias preferimos no comer, solo queremos beber en este ambiente de calor.
Al final de la tarde y antes de que el sol se ponga decidimos dar un paseo desde el centro del pueblo al camping, se hace el recorrido en media hora. Aprovechamos para sacar algunas fotografías.
Caminas entre cañaverales, olivos y vides, a lo largo de la carreta, y el aroma de flores de tilo. Bonitas sensaciones para terminar el día.


NOTA: Información para autocaravanistas

El camping de San Giminignano se llama Il Boschetto Di Piemma, esta situado a dos kilómetros del pueblo. Comunicado por autobús con el centro, con una frecuencia de  aproximadamente media hora. Tiene piscina. Internet por Wifi en el área del bar previo pago de 3 euros una hora y 4 euros 24 horas. Pero en nuestro caso fuimos incapaces de utilizarlo debido a que se desconectaba continuamente. Con un 10 % de descuento que nos correspondía pagamos 26 euros la noche . Internet a parte.

Dirección:
Santa Lucia n. 38 /C -  53037 San Gimignano
Teléfono: +39 0577907134

GPS:
Latitud (Norte)  43º 27 13’’
Longitud (Este) 11º 03 14’’