jueves, 24 de julio de 2014

CONSEJOS PARA TOMAR UN BUEN CAFE

En mi familia somos "cafeteros de toda la vida". Recuerdo de niña, cuando visitaba a mi abuela paterna,  que ella siempre tenia un "puchero" con café sobre la cocina de carbón. La propuesta de tomar un café nunca falta en casa de mi madre y como todo se hereda…pues yo también soy aficionada al café. 
El primer consejo para tomar un buen café es: comprar un buen café, pero no siempre ésto es suficiente. Mucha gente se gasta el dinero en el café pero después no sabe almacenarlo y hace que según pasan los días las propiedades del café se vayan volatilizando con su aroma. ¿Como podemos guardar el café sin que este rebaje sus propiedades?. La primera condición es que el calor no le viene nada bien, por eso el café hay que guardarlo en la nevera, Acercarlo a fuentes de calor hace que se deteriore. Pero, ¿en que lo guardo?, pues lo mejor es comprar un tarro, en el mercado existen específicamente para guardarlo con cierre hermético, esto es importante. También nos sirve el modo mas económico de guardarlo en el propio paquete colocando una pinza. Lo importante es evitar que el aire entre en contacto con el café, eso haría que se oxidara y perdiera su aroma. Cerrarlo en el propio paquete esta bien, pero es mas cómodo en un tarro. Alguno ya se estará imaginando que, según consumimos el cafe, el aire del tarro aumenta y por lo tanto se oxidaría y sería como dejarlo abierto. Pues si, exactamente eso es lo que pasa, aunque en esta vida prácticamente todas las cosas tienen solución, y ésta es una. Se coloca un film de plástico transparente sobre el cafe y lo pegamos  a la pared, así se evita el contacto con el aire de dentro del bote,  ¡problema resuelto!. Por supuesto, si se compra  en grano, es mejor que molido. Lo ideal es molerlo en el mismo instante que lo vas a tomar

Uno de mis mejores recuerdos es cuando yo cursaba mis estudios, siempre he preferido estudiar de noche, alrededor de una taza de café. Luego, al llegar la mañana, yo aún continuaba levantada y mi madre, que siempre se ha levantado muy pronto,  preparaba otro café para desayunar juntas antes de que yo me acostase a dormir. Tengo muy grabado en mi cerebro el ruido del molinillo y, unos minutos después, el olor de cafe recién hecho que inundaba toda la casa. Han pasado muchos años de eso, pero cada vez que huelo café recuerdo a mi madre. 

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