Las técnicas de conservación de los alimentos son múltiples y conocidas desde la antigüedad. Cuando tenemos un exceso de fruta, un sistema de conservación son las mermeladas y confituras. Al cocerlas con una gran proporción de azúcar se convierten en un medio tan azucarado que es difícil que crezcan organismos patógenos. Recuerdo de niña que en el pueblo se hacia el dulce de manzana, pera, o membrillo y se conservaba en latas metálicas durante el resto del año, a las que simplemente se les colocaba un papel blanco cubriendo la capa superior. Pero como he dicho , solamente se puede hacer con aquellos alimentos en los que la proporción de azúcar es tan alta, que impide crezcan las bacterias. En el resto de alimentos, si queremos conservarlos han de pasar por un proceso de esterilización, en que el producto se hierve un mínimo de 20 minutos para destruir todo tipo de gérmenes, y conseguir el vacío de los tarros. No obstante, como consejo general, ante toda duda desechar el producto. No se puede uno arriesgar a una intoxicación. No olvidar que los productos vegetales se ha de ser extremadamente pulcro en el proceso ya que nos ronda la amenaza del botulismo, que puede llegar a ser mortal si el proceso no se realiza correctamente y se tiene la mala suerte de que los alimentos se encuentren contaminados con las esporas.
En este caso os comento como esterilizar los tarros de mermeladas. Tenéis doble seguridad, ya que por si mismos, al llevar tan alto contenido de azúcar, incluso podrían conservarse sin peligro de intoxicación aún sin esterilizar. De todos modos, prefiero doblar el mecanismo de seguridad y esterilizo mis mermeladas del modo que explico a continuación. En otro momento, explicaré con mas detalle y mas información el proceso de conservar otro tipo de alimento. Me parece que es un tema tan delicado que quiero una vez mas resaltar la peligrosidad de hacer conservas si no se siguen las medidas correctas de conservación.
1º Lavar bien los tarros de cristal. Aconsejable utilizar un lavavajillas y ponerlos a secar boca abajo sin tocar su interior
2º Rellenar justo hasta un centímetro por debajo del borde
3º Cerrar con las tapas. Estas han de ser nuevas para cada envasado sino se corre el riesgo de que no hagan el sellado y el vacio perfectamente
4º Colocar un paño dentro de una olla para que los tarros no se golpeen contra si y la base
5º Cubrir de agua hasta dos a tres centímetros por encima del tarro
6º Ponerlos a hervir. Contar el tiempo de 20 a 30 minutos una vez comience la ebullición
7º Sacarlos y ponerlos boca abajo y dejarlos en esa posición veinticuatro horas
8º pasado ese tiempo están listos para etiquetar y decorar
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