13 de junio de 2014
El
despertar enfrente al Lado Di Garda,
fue un regalo a los ojos. Un cisne delante de nosotros se paseaba con su
desplazamiento armonioso. Fuimos a dar un corto paseo entre los aloendros en
flor que bordean el agua; ya no olía a “zotal” sino que se respiraba la brisa del
lago.
En el azul del lago se veían algunas embarcaciones que se disponían a
navegar. El calor era mucho mas tolerable que en la Toscana, apenas
veinticuatro horas antes y, en cuanto comenzó a hacerse notar, nos dirigimos a
Torbole .
Antes de llegar queríamos pasar por Malcesine donde se puede ver el
castillo Scaligeri, del siglo XIII. Construido por los Scaligeri de Verona
en 1277. Estacionar se estaba poniendo un poco complicado, no quiero imaginarme
en época de julio y agosto. Tuvimos suerte y encontramos un parking de tamaño
suficiente para nuestra camping-car. Es el problema de las autocaravanas que,
cuando visitas las ciudades, el encontrar un lugar a veces resulta un poco
difícil; aunque los parkings están señalizados si se permite o no, haciendo mas
fácil el asunto.
El
calor seguía apretando, aunque un poco menos que en los días previos pero, a
mediodía, mas apetecía una sombra que visitar la ciudad; por lo que Malcesine se
resumió en una corta estancia. Intentamos ver el castillo pero estaba cerrado.
Es una ciudad con muchos turistas. Tiene un funicular que sube al monte Baldo ya que la propia ciudad esta a los
pies de la montaña oculta entre olivos, cipreses y aloendros. Aquí fue donde Goethe comenzó su viaje por Italia. Cuenta
una historia que se puso a dibujar el castillo en un papel y lo vieron, lo que
hizo que pensaran que era un espía y estuvo detenido hasta que se aclaro el
asunto. Hoy en día existe una estatua y varias placas en su conmemoración.
Sacamos
algunas fotografías, llegamos a la bahía, y nuestras cámaras siguieron
trabajando, ¡parecíamos turistas japoneses!.
La temperatura se iba incrementando
a medida que pasaba el tiempo. Hacer fotografías se estaba haciendo muy costoso
por el sol, así que nos dirigimos a Torbole
donde teníamos las coordenadas de un camping. La carretera que bordea el Lago di Garda, no solo es estrecha y
sinuosa; sino que además esta repleta de tráfico y eso que aún no estamos en
plena temporada estival. ¡No quiero imaginarme como se debe de poner esto en
los meses de julio y agosto!. Íbamos pasando pueblo tras pueblo y, aunque en algunos
queríamos parar, el no disponer de una dirección para el parking de la camping-car,
lo dificultaba. Lo ideal, pienso yo, es venir a pasar unos días en esta zona
con las bicicletas; pero la cantidad de tráfico no se si dificultará en extremo
el paso de los ciclistas. De lo que si está repleto es de gente en motos; lo
que les permite disfrutar de todas las ciudades de forma tranquila. Existe un
autobús que hace el recorrido por varios pueblos del borde del lago; con una
frecuencia de cada hora y que comienza su recorrido antes de las seis de la
mañana y se prolonga hasta las 19 horas.
La
conducción de la autocaravana llegó a ser un poco estresante, por la carretera
sinuosa, la cantidad de tráfico y lo estrecho de las calles. Llevábamos anotada
un área de estacionamiento, no un parking, pero el destino quiso que las
coordenadas no marcaran la entrada exacta sino un poco mas lejos, eso hizo que
cogiéramos otra calle de entrada, lo que supuso entrar en una zona tan angosta
que el retrovisor derecho se desarmo.
Teníamos que parar lo mas rápido posible
a encajarlo, de tal manera que vimos señalizado un camping y ya sin muchas
opciones a decidir si sí, o si no sería aquel el que queríamos; entramos
directos. Necesitábamos reposo inmediato. El estrés de la carretera y el calor,
estaban haciendo que lo que debería ser placentero comenzara a volverse
irritante.
A veces el destino tiene guardadas sorpresas, el camping de primera
vista nos gusto y decidimos quedarnos allí mismo. El chico de recepción al ver
que éramos españoles y de Oviedo, se le agrando la boca con la sonrisa y
exclamo: - ¡La vida es curiosa a veces! - . Hablaba español, al menos a un
nivel que se le entendía perfectamente. Nos contó que estaba preparando el
viaje a Asturias para realizar el camino primitivo de Santiago, el y su chica,
pero que sería en el mes de noviembre; de momento debía de trabajar en la
temporada alta del camping. No se si fue casualidad o cierta empatía, nos dio
la mejor plaza del camping. Digo la mejor porque estaba en la zona donde mas
brisa corría; amplia y con el suelo todo mullido de un césped verde. A mi me pareció
el paraíso poder quedarnos allí.
Esta situado justo al borde del lago y
directamente se sale a una playa de piedra. Yo quería quedarme mas de una
noche, pero la fortuna se nos había hecho notar pero no eternamente. Aquel
lugar tan estupendo solo podíamos disfrutarlo hasta las doce de la mañana del
día siguiente.
Teníamos casi unas veinticuatro horas de vivir en las antepuertas
del paraíso. Hicimos las labores de ocupación de la plaza y rápidamente salimos
a dar un paseo por la playa y orilla del Lago. Vimos gente preparada para el
windsurf, con sus trajes de neopreno. El agua cristalina y, siendo aún las
siete de la tarde, me apeteció aunque no bañarme por no llevar puesto el traje
de baño, si el mojar mis pies y probar el agua. El placer que sentí es
indescriptible, al notar el agua fresca subir por mis tobillos y alcanzar mis
pantorrillas, dando masaje a mis piernas abotargadas por el calor. Tenia tal
cara de felicidad que un chico joven se acerco a mi, era suizo, vestido de
neopreno y me preguntó si encontraba el agua muy fría. Creo que confundió mi
alborozo de poder refrescarme con un escandalo por la temperatura del agua. Yo
le explique, allá como pude, que era todo placer el poder mojarme. Hablaba
ingles, otra vez mas me di cuenta que es imprescindible esa lengua para salir
por este mundo, pero obvie mi desconocimiento remarcándole que, como un suizo
no hablaba francés, eso no era aceptable. Entre risas, Tino, él y yo llegamos a
comunicarnos. Le gustaba hacer windsurf pero
¡sin olas!, solo con el viento. Mi propuesta de que viajara a Asturias a
realizar el deporte fue rechazada por las grandes olas del Cantábrico. Al final resultó que era él quien encontraba
el agua superfria y me decía que solo estaba a dieciocho grados. A mi me
parecía una delicia y recordaba los catorce grados de nuestras playas en
algunos días.
Proseguimos el paseo y vimos a la gente practicando sus deportes
, gente en bicicleta, y sobretodo gente pescando en el lago, metidos en el agua
hasta la cintura. Nos retiramos a cenar.
Escuchamos el primer gol el partido España Holanda y un silencio absoluto en el
camping, concluimos que éramos los únicos españoles allí asentados. A medida
que íbamos cenado fue cuando comenzó el griterío por los goles que marcaba
Holanda. Estaba claro de quien eran forofos los acampados. Salimos a pasear
pero esta vez un corto paseo a la playa y nos fuimos a dormir.
NOTA: Información para autocaravanistas
Malcesine
Area
de parking: siguiendo la carretera a la salida norte del pueblo a mano
izquierda, Siento no haber anotado las coordenadas. Esta es un área amplia, mas adecuada y mejor para autocaravanas. Nosotros nos quedamos en un parking en la parte mas alta del pueblo, al que se acede por una carretera repleta de gente caminando que hace difícil el acceso. Tampoco tengo coordenadas.
Camping Al Porto:
GPS
Norte: 45.87194º
Este: 10.87305º
Este nos pareció un camping muy agradable, aunque
desconocemos los otros que hay justo al lado. Hay varios por la zona. En éste,
la ocupación era muy alta. Curiosamente resultó que éste era aun mas barato que
el Área que quedaba un poco mas allá. Dispone de Wifi.
Area en Torbole:
Datos en www.campingcar-infos
no estaban exactos. Las coordenadas exactas son:
Norte: 45º 52.361’
Este : 10º 52.355’
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