lunes, 23 de junio de 2014

CAMINO DE LOS DOLOMITAS: LIMONE, PIRAMIDES DE SEGONZANO Y MOENA

14 de junio de 2014

Esta mañana hemos tenido un día mas calmado. De hecho ha sido el primer día que no pusimos despertador, pero pronto estábamos en pie. Dimos un paseo al borde del lago. Torbole y, en concreto nuestro camping, invita a relajarse plácidamente. Queríamos prolongar la estancia pero la parcela estaba comprometida para las doce de la mañana, así que con dolor de corazón decidimos visitar Limone, que habíamos leído era un pueblo “autentico”. La carretera hasta allí es verdaderamente estresante, llena de tráfico y eso que aún no estamos en temporada alta. Todo lo bueno no podía juntarse en esta parte de Italia J. Tino un campeón conduciendo por estas carreteras sinuosas y estrechas, y mientras el evita los coches que invaden mas de su propio carril, yo voy sentada con la cámara intentando captar la imagen del día. Al anochecer es cuando hacemos nuestro resumen mental y miramos las fotografías para memorizar aun mejor los lugares.
Limone es un pueblecito que, si tengo que decir una sola palabra diría, es “empinado”. Antiguamente tenia muchos bancales de limoneros pero han desaparecido.
Desde la carretera central descienden unas calles, estrechas y tortuosas, que abocan al puerto, en la parte baja, donde se ensancha un poquito y  hay un par de restaurantes con una temperatura muy agradable para comer. La comida no la probé solamente sacamos algunas fotografías.
Al bajar por una calle, a mano derecha, nos encontramos una frutería, en la cual en una especie de canasta, vendían una fruta color amarillo casi del tamaño de melones galia. Al inicio comenzamos a discrepar si serian o no lo que parecían ser ¡limones gigantes!. Después de traducir los carteles escritos en italiano, si que vimos que eran exactamente eso, limones supergigantes. En mi vida había visto ese tamaño, ¡lo que es el viajar! J .
Entramos en la tienda de la calle un poco mas abajo y compramos una minibotella, unidosis, de licor de aceitunas en grappa. Sentimos curiosidad de saber el gusto; era realmente aceptable. La cantidad era la que conocemos en España como “chupito”. Ese pequeño trago de licor digestivo para después de las comidas.
Antes de irnos de Limone, decidimos tomar un “momento concepto de la vida”. Esto es llamado así en nuestra familia cuando, después de una ardua tarea o un pesado día, te sientas plácidamente a charlar y tomar un “trago”. Nos ofertaron “aperol” y a mi que me gusta probar todo lo típico de los sitios por los que paso,  rápidamente acepté la propuesta. Exactamente tomamos un Aperol spritz; lo de spritz tuvimos que preguntar que era, y sencillamente es un aperol “seco”. El color es un poco rojizo, no llega a ser un vino rosado, quizás un poco mas intenso. Nos lo sirvieron con una rodaja de naranja y desde luego estaba muy bueno. Como no estoy acostumbrada a la bebida, con una copa me sirvió para todo el día y creo que mañana también voy servida de dosis de alcohol. El lugar era un pequeño bar familiar con una terraza que era la única parte llana de la calle, ha sido realmente un buen “momento concepto de la vidaJ.
Allí me entere que era el pueblo originario del famoso limoncello que se toma como digestivo después de las comidas.  El calor  apretaba pero mas tolerable que en la Toscana. Finalizada nuestra visita a Limone pensamos visitar las famosas Pirámides de Segonzano antes de llegar al Valle di Fassa, pero debíamos de hacer un alto para la comida. Encontramos afortunadamente un bonito lugar debajo de los pinos, a la sombra y donde nuestra autocaravana no impedía el paso. No paramos mucho tiempo pues en Limone el “concepto de la vida” se había hecho un supermomento y debíamos aligerar. No obstante nos dio tiempo para tomar un café y salir en busca de las famosas Pirámides. Llegamos pasadas las cinco . Un chico joven, muy amable, quito su coche para que nosotros pudiéramos aparcar la camping-car sin problemas. Después de leer las instrucciones, a la entada, cogimos los prismáticos. Olvidamos los bastones de montaña pero no nuestras cámaras. Pagamos los tres euros que cuesta el ticket y pasamos la barrera, ya en ese instante yo sentí desánimo, lo que veían mis ojos era una empinada pendiente a mas de cuarenta cinco grados y unos veintiocho de temperatura. Respire hondo y me sentí como si hiciera deporte de escalada de toda la vida.
Me lancé cuesta arriba, pero los escasos 50 metros de subida preciso de dos paradas para tomar aliento. Suponía que la sensación de imposibilidad era al principio, pues en la barrera de entrada ponía bien claro: “dificultad: medio-fácil”. Pensé para mis adentros: - el medio debe de ser esta subida y luego se hará mas llano –
Detrás de la primera subida había escaleras de madera haciendo caracol. Cerré los ojos un segundo haciendo el gesto de capacidad, y comencé a subir. La pendiente de subida no aminoraba por muchas escaleras que subiera, y yo seguía pensando: - ¿pero quien ha sido el que valoró esto como medio-fácil? – No recuerdo las paradas que hice; desvié mi concentración de la dureza de la subida, en admirar el entorno. Un bosque absoluto en que apenas se veía mas allá del sendero; pero afortunadamente muy fresco.
Encontré fresas salvajes y pare a fotografiarlas como si fuera la primera vez que las veía, pero en realidad es que buscaba cualquier excusa para tomar aliento. Habíamos leído que el grupo del segundo nivel era el mas bonito, así que yo ya había desechado la idea de ver los tres niveles antes de empezar;  a lo sumo si el primero quedaba de paso vería dos, pero el tercero me negué en absoluto cuando vi  aquellas pendientes. Llegamos a una bifurcación que te daban opción al primer nivel a la izquierda y, segundo y tercero, a la derecha. ¡Me chafaron! Tenia que optar por la derecha. Debajo estaba escrito el tiempo de llegada; al nivel uno, unos veinte minutos, y al dos cincuenta. Calculé mentalmente si podría hacerlo y sentí que si, pues lo favorable para conseguirlo era que la sombra bajaba bastantes grados la temperatura ambiente. En silencio, (porque yo cuando me canso no digo ni palabra) seguí subiendo escaleras y pensando que podría haberlas contado, porque recordaba una subida a un monasterio que eran mas de cuatrocientas cincuenta y aquí se pasaban;  esa era  mi sensación.
Había un hermoso banco en el camino que por supuesto pose mis posaderas durante unos minutos. Continuamos y otro letrerito anunciaban el lugar: Pirámides del segundo nivel a veinte minutos pero paso “chiusso” y las del tercer nivel a cincuenta minutos. No había vuelta atrás, después de todo aquel esfuerzo si quería ver algo tendría que subir al tercer nivel que en un principio había descartado. ¡Pues nada!, ¡ánimo y para adelante!. Encontramos una pareja por el camino, yo mentalmente hice una valoración de la mujer, si era mas o menos capaz que yo. Estaba mas delgada, era quizás un poco mas joven, pero se la veía “intacta” aunque ella bajaba, el sudor ya había quedado en la cima y ¡seguro, seguro que se había mirado al espejo y compuesto antes del descenso!. ¡Si ella había podido llegar yo no iba a ser menos!. Seguí adelante y en esta ocasión sin la intención de dudar si lo iba a conseguir o no.
De pronto, entre el follaje vi la silueta de una especie de chimenea como bien describen. La piedra haciendo de techo, bien redonda, y debajo afiladamente y ensanchando la base, una columna color tierra. Preparé mi maquina fotográfica sospechando que igual seria la única que podría ver, la vegetación era exuberante y no dejaba vislumbrar mucho. Continuamos y aun otro letrero marcaba que solo quedaban veinte minutos para llegar al tercer grupo. En ese instante ya me vi capaz de conseguirlo. Unos escalones mas, una subida y al fin una pareja con un bebé descansaba justo en el final. Me asomé con ansia a la barandilla con la cámara lista para tomar las instantáneas y ¡oh! La vegetación cubría todo, apenas un pequeño trocito  de las pirámides…era como una burla de la naturaleza que me hacia una mueca graciosa.
De todas formas lo fotografié y descanse unos minutos pensando tomar el camino de descenso. No me sentí frustrada porque a medida que subía sospechaba el final. Justamente la pareja, que amablemente había apartado el coche para dejarnos aparcar la autocaravana, subían con su perro. Ya éramos como conocidos de toda al vida y nos paramos a intercambiarnos unas frases, ellos por supuesto en italiano y nosotros a saber en que idioma; porque he descubierto que en Italia hablo una jerga incalificable. Utilizo todas las palabras que conozco sinónimas en otras lenguas, todas juntas y a la vez, con la base del francés y el español. Creo que solamente aquí podré repetirlo.
Nos enseñamos entre los cuatro las escasas fotografías tomadas desde los diversos puntos. Nos lamentamos conjuntamente  por estar cerrado el paso al nivel dos. Ellos habían ido al nivel uno previamente y parecía que tenían algunas fotografías mejores que nosotros. Mentalmente, al descender, yo ya sabia que Tino iba a intentar acercarse al nivel uno a intentar captar las imágenes para el recuerdo. Yo ya pasaba de la fotografía de las pirámides y eso que quería algunas bonitas para el blog. Al descender nos encontramos con una pareja de alemanes que subían, estaba un poco mas complicado la comunicación pero aún así nos saludamos. Como vimos que salían justamente de la zona prohibida y estaban sanos y salvos, yo anime a Tino a adentrarse detrás de la cinta de prohibido mientras yo esperaba sentada en un tronco de árbol con piedras al borde del sendero. Exactamente Tino fue lo que hizo, ir a captar las imágenes del nivel dos mientras yo me quede un poco indecisa de si seguirle o no. Opté por quedarme y recordé los prismáticos que llevábamos y que aun no habíamos utilizado. Me pareció un exceso de energía cargar con ellos para nada, así que me entretuve en sacarlos y mirar los troncos de arboles, porque otra cosa era imposible. Atisbé en el horizonte y comencé a sentirme como una aventurera buscando señales entre el bosque. ¡Ni siquiera un animal!, tan solo hojas y troncos. De pronto a lo lejos y tapada se podía observar otra piedra sostenida por una ce las pirámides, pero imposible fotografiarla solo saldría la hojarasca. El tiempo me paso rápidamente ensimismada en mis pensamientos y Tino rápidamente volvió con algunas fotografías mas que añadir a nuestros recuerdos. Descendimos otro trecho, ya el sol se iba ocultando. La subida nos había llevado unas dos horas y media. Cuando llegue a la base no puede evitar mojar los pies en la fuente potable que se encuentra al lado de la entrada. La taquilla ya estaba cerrada.
Haciendo un balance había sido demasiado esfuerzo para pocos logros, sobretodo porque desde la base se divisaba lo que parecía ser el primer grupo de pirámides de forma mas clara que durante todo el ascenso. A veces ocurren estas cosas, no todo el viaje ha de desarrollarse de manera perfecta, aunque a pesar de no ver las pirámides como en un principio imaginaba, resulto ser, al final, una agradable tarde.
El tiempo cambio de forma radical y unas nubes de tormenta comenzaron a dibujarse en el cielo. Nuestro destino era un área de camping en Moena. Era el atardecer comenzando a desaparecer la luz cuando llegamos. Un bar regenta el área de autocaravanas que queda a la orilla de un riachuelo. Llovía y la temperatura había descendido varios grados. El lugar era muy tranquilo y estábamos como asentados en el bosque. Me conecte a una señal wifi y, de pronto sentí mi instinto de piratear la red si podía, y así hice, probé algunas palabras que podían ser la clave de acceso y la magia se hizo. En aquella tarde noche lluviosa, alejados de la civilización y perdidos en la entrada a los Dolomitas, teníamos conexión a internet por wifi, y lo mejor de todo, ¡pirateada!.  Preparamos la cena, Lo que iba  a ser un pulpo con patatas tuvo que convertirse en una ensalada de lentejas, al habernos olvidado el descongelar el pulpo. Me dedique al blog mientras Tino se dedicaba a las fotografías. Las gotas de lluvia caían sobre el techo y junto con el ruido del riachuelo hacían la música de acompañamiento a nuestra velada.

NOTA: Información para autocaravanistas

LIMONE

Parking Limone:  2,40 euros la primera hora y a 1 euro las sucesivas. Se puede pasar la noche a 1 euro /hora. No tiene ningún tipo de servicios.
GPS
Norte: 45º 48’ 790’’
Este: 10º 47’ 470’’

PIRAMIDES DE SEGONZANO
Es un parking en la base de las pirámides desde donde se tiene acceso. Hay un pequeño bar a la izquierda . A la entrada de la pirámides se encuentra una fuente de agua potable.
GPS
Norte: 46º 10’ 52’’
Este : 11º 15’ 50’’

MOENA
Es un área dependiente de un bar, donde se realiza los pagos. A la orilla de un pequeño rio. Tiene todos los servicios. Con electricidad pagamos 16 euros.
GPS
Norte: 46.35223º

Este: 11.63145º

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