Los fréjoles es el nombre que le damos en Asturias a las judías verdes. Son originarios de México, creo recordar, pero se han adaptado magníficamente en Europa. Solo tienen 25 kilocalorías por cada 100 gramos y están llenos de fibras y minerales. Están superindicados en las dietas de adelgazamiento porque son saciantes. En Asturias, donde el cultivo es fácil, su cosecha es sobretodo en los meses de verano, por eso la forma de comerlos es en ensaladas, aunque siguiendo nuestra tradición se preparaban con chorizo y patatas. Pasaban a ser un plato de "días ordinarios". Cuando quería ponerse como plato de domingo, se hacían con una salsa de tomate y mas o menos serian de esta forma. Mi abuela y mi madre los preparaban así para hacer que fueran un poco mas especiales. Ha sido una de mis primeras recetas de cocina que he practicado y, que alguna vez, he hecho cuando tienes algún invitado que, sin querer hacer una fiesta extraordinaria, quieres agasajarlo con un plato que manifieste algo así como: "bienvenido a mi casa, me agrada tu visita". Sinceramente creo que se puede comer de manera equilibrada, apetitosa a la vista y, lo que es mas importante, adaptada a una economía de crisis. Os propongo este plato como plato único, ya que está equilibrado con su dosis de proteínas, aportadas por el huevo y el jamón. Si añadís un buen postre, será una comida extraordinaria, pero si queréis hacerlo como un primer plato, es también una buena opción. Esta receta es de mi abuela y mi madre, no se su origen pero hace ya tantísimos años que ellas la enseñaban en sus clases de cocina que creo que bien puedo marcarla como cocina asturiana.
Ingredientes:
Ingredientes:
- Medio kgr. de fréjoles (judías verdes)
- Cien gramos de jamón serrano
- Dos huevos
- 800 grs. de patatas medianas
- Una cebolla grande
- Dos tomates medianos o un bote de tomate pelado natural.
- Un pimiento rojo
- Un pimiento verde italiano (opcional)
- un cubito de concentrado de caldo (opcional)
- 300 cc de aceite de oliva (para freír)
- Dos dientes de ajo. una hoja de laurel. Dos caña de perejil. Sal. Media cucharadita pimentón rojo dulce (opcional). Un sobre de azafran
Preparación:
1º En una olla poner agua a hervir, con sal. Cuando hierva colocar los fréjoles, lavados y cortados, junto a un cuarto de la cebolla pelada. Cocer hasta que estén tiernos. Reservar
2º En otra olla, que quepan las patatas, poner a hervir agua con sal, un cuarto de la cebolla, un diente de ajo, el sobre de azafrán (viene a ser como coger entre los dedos índice y pulgar unas hebras, lo que llamamos un pellizco) y la caña de perejil. Cuando este en ebullición introducir las patatas peladas hasta que al pincharlas con una brocheta esta se introduzca fácilmente, suele ser alrededor de veinte minutos. Si las cocemos demasiado se romperán, la idea es cocerlas pero que no se deshagan. Reservarlas
3º hacer un sofrito de la siguiente forma. Ponemos 100 cc de aceite de oliva en una sartén y calentamos a fuego moderado, en ese aceite freímos ligeramente el jamón en trozos, sacamos y reservamos.
4º Picamos, la media cebolla que nos queda, finamente, un ajo y lo ponemos en el aceite en el que hemos frito el jamón, hasta que pase y la cebolla se vuelva transparente.
5º Añadimos el pimiento picado en trozos y dejamos pasar unos tres minutos
7º Finalmente añadimos el jamón ya medio frito y dejamos pasar unos minutos con la salsa.
9º Mientras hacíamos todo esto deberemos recordar el poner a cocer dos huevos para la presentación.
10º Finalmente calentaremos el aceite restante y las patatas que tenemos cocidas y reservadas las freiremos en aceite hasta que nos queden doradas.
11º pasamos los fréjoles con su salsa a la fuente de presentación, colocamos alrededor las patatas cocidas y pasadas por aceite y hacemos una margarita con el huevo cocido.
NOTA: En esta ocasión solo tenía una bolsa de patatas para cocer en el microondas que ya venden preparadas, así que exactamente hice eso, las cocí en el microondas durante seis minutos, luego las pele y posteriormente las freí. No les añadí sal porque personalmente como las comidas con poca sal y, como el resto del plato llevaba sal, opte por no añadirlo a las patatas ;pero siempre queda la opción de poner un salero con sal en la mesa para aquellos que quieran añadirlo a las patatas o bien añadirles sal antes de freirías.
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