El otro día pase por la tienda bio-ecológica y me encontré con una fila de cajas de diferentes leches vegetales, cada día es mas frecuente oír que alguien es intolerante a la lactosa, de hecho profesionales de la salud explican que solamente los niños han de consumir leche, pues los adultos han de recurrir a otras fuentes para conseguir los aportes de calcio diarios recomendados. Lo cierto es que la lactosa produce en muchas personas distensión y dolor abdominal, o sea intolerancia al no tener el enzima que la degrada. Como la leche animal también esta implicada en la formación de colesterol, mi tendencia es no consumirla o al menos limitarla al mínimo posible. Al encontrarme con tanta oferta de leches vegetales, sentí curiosidad por probarlas, pues hasta el momento solamente lo había hecho con la de soja, ahí fue cuando me entro la duda y fui consciente de mi ignorancia en cuanto a leches vegetales. Esta tarde encontré en una revista francesa este mini resumen que me parece muy básico y muy bien para probar alguna y saber como utilizarlas de forma adecuada; espero que a vosotros también os sea de utilidad. Por cierto, si alguno tiene curiosidad de saber que leche compre entre las que me ofertaban, pues me decidí a probar la de avellana y realmente me ha convencido, durante una buena temporada creo que relegare la leche animal y veré si realmente mis digestiones mejoran y pudiera ser la leche la causante del meteorismo que en ocasiones me acompaña.
LECHE DE SOJA:
Es la mezcla de granos de soja y agua que en ocasiones se espesa artificialmente para dar mas untuosidad y que se semeje mas a la leche animal. Es la mas usada de todas las leches vegetales y con frecuencia esta enriquecida en calcio. Aporta unas 43 kilocalorias por cada 100 ml. (parecido a la leche de vaca semi descremada). Es rica en proteínas vegetales. Sustituye a la leche de vaca en todas sus preparaciones tanto cruda como cocida. Perfecta en la alimentación, sobretodo si garantizamos que es bío, o sea sin utilización de pesticidas.
LECHE DE AVENA:
No contiene ni lactosa ni caseína, se obtiene de un cereal, la avena. Atención a los intolerantes a gluten. No lleva azucares por eso es poco calórica, 40 kilocalorias por cada 100 ml. Tiene un alto contenido de fibra, lo que hace regular muy bien las glucemias en los diabéticos, por contra esta que puede irritar un poco el intestino y que no lleva calcio, aunque algunas marcas se lo añaden. Se puede utilizar como sustituto de la leche en el café y el té y en la preparación de sopas.
LECHE DE ARROZ:
Esta indicada en las personas con trastornos digestivos, ya que se asimila muy bien. Rica en azúcar, los diabéticos han de tener cuidado en su consumo. Tiene algunas mas calorías que las otras, unos 55 kilocalorías por cada 100 ml. También las enriquecen con calcio que serían las que se deberían elegir. El gusto es bastante neutro por lo tanto esta indicada en recetas de cocina tanto azucaradas como saladas en sustitución de la leche animal.
LECHE DE ALMENDRAS:
En la Edad Media ya era conocida y algún cocinero la utilizaba en sus recetas de cocina. Sus virtudes es que es fácil de digerir y rica en vitaminas A, B y E, contiene hierro, fibra y magnesio. Aporta 48 kilocalorías por cada 100 ml. Le falta proteínas que deben de ser añadidas por otros aportes. Se consume mucho en España e Italia, se bebe fría o mezclada con café helado. Es utilizada en recetas de postres y cuando se usa para hacer cremas se ha de añadir un gelificante.
LECHE DE COCO:
Es la mas exquisita por su sabor azucarado y perfumado. Se obtiene a partir de la pulpa de coco. Es la de mayor aporte energético, unas 210 kilocalorias por cada 100 ml. Contiene casi tanta grasa como la crema fresca de leche. Últimamente podemos encontrar comercializado el agua de coco, o sea el jugo que contiene en su interior el coco, este jugo es menos calórico pero lógicamente es menos untuoso. Se usa en el curry y en múltiples recetas saladas y azucaradas.
LECHE DE AVELLANA:
Rica en hierro y magnesio al igual que el fruto del que se extrae, las avellanas. Aporta 58 kilocalorías por cada 100 ml pero hay que leer bien las etiquetas ya que algunos fabricantes le añaden azúcar y sirope de agave. Su sabor pronunciado no encaja en todas las recetas, mas bien en las azucaradas que en las saladas.
NOTA: Traducido de la revista Gourmand, mayo de 2013.
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