Como una cuenta marcha atrás del cohete que partirá al espacio; así se presentan las vacaciones. Tres días..., dos;...uno!!!. Se comienza por sacar las maletas, guardadas en el armario, aunque en estos pisos modernos y pequeños, cada vez es mas dificil convivir con las maletas el resto del año. Yo opto por las de tela, lienzo, lona, loneta o cualquier malla que pueda reducir su volumen en la época de "no uso".
Una vez en el piso, las miro como si fuera la primera vez que las veo, mi mente calcula de forma inconsciente si seré capaz de meter, en tan reducidas dimensiones, mi equipaje. Desvío la vista a la cama, donde de forma ordenada, quizas la única vez en todo el viaje, se apilan a un lado las camisetas, a otro faldas y pantalones y ordenadamente el resto de artilugios, prendas y complementos que creo necesitar en este viaje. Muchas veces he intentado hacer la lista de equipamiento para justamente, introducir lo mínimo necesario; pero me doy por vencida!. El otro día leí en una revista de la existencia del síndrome "por si acaso", que se hace patente el día previo a machar de viaje. ¡Exactamente al hacer las maletas!.. Justamente yo padezco ese síndrome que,poco a poco, con cada viaje, trato de que se manifieste con menor intensidad.
Acaso no os ha ocurrido que, una vez finalizais de decidir la ropa que habeis de llevar, te da una especie de estress mental y te apresuras a meter en las maletas un par de pantalones mas, dos camisas, un jersey, dos pares de zapatos, un bolso, tres pañuelos de cuello (porque como estos no pesan decides que sean tres) por "si acaso llueve, o si acaso te apetece salir mas elegante, o una vez fuera de tu casa si acaso te da por ponerte la ropa que jamas usas en tu ciudad". exactamente ese es el síndrome "por si acaso" que se traduce en 3 a 5 kilos mas de equipaje.
En estos tiempos en que nuestras compañias aereas, y no solamente las de low cost, deciden que pagues por gramos mas que por kilos, yo me tengo que mentalizar mucho para hacer un equipaje de medidas reducidas. En cada viaje lucho conmigo misma para no dejarme atacar por el síndrome. Ya estamos en época pre-estival, dentro de tres días me voy de vacaciones y justo en este momento tengo toda la casa como si un torbellino hubiera pasado por dentro de los armarios, lástima que la intensidad no ha sido suficiente como para hacer desaparecer todas las cosas, sino que las ha dejado tiradas por todos los lugares de la casa. Miro a mi alrededor y pienso que cuando comience las vacaciones ya necesitaré la primera semana para descansar de hacer las maletas.
En la próxima ocasión puedo permitirme tener una buena manifestación clínica del síndrome, porque mis vacaciones seran en autocaravana o "vacaciones caracol", el único problema es que no poseo juego de maletas tan grande capaz de engullir en sus tripas todo lo que he pensado seleccionar. No os preocupeís que la maleta de mi ordenador será la primera en cargarse, así cuanto tenga ocasión os tendré informados de mis aventuras.
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