Las almejas a la marinera es un plato tradicional, lo que se dice un clásico. En Galicia se considera como típico de su gastronomía, en Cantabria parece ser que también es típico, para que vamos a decir del País Vasco; y nosotros, en Asturias, podemos decir que ¡de toda la vida!. Yo recuerdo las almejas a la marinera desde mi infancia, sobre todo en Navidad. A decir verdad, yo que nací mas bien tierra adentro, que al borde de la mar; las almejas y el marisco en general, eran alimentos de la fiestas navideñas o de un día muy especial. Creo que solo conocía tres formas de comer las almejas: formando parte de merluza a la cazuela, o bien en una paella, y solas; como almejas a la marinera.
He de confesar que yo no era muy forofa de este producto, pero recuerdo exactamente la causa. Su sabor si me gustaba, ese perfume a mar tan delicado, pero lo que de niña me molestaba realmente, era comerme una almeja con arena. Recuerdo un día de Navidad en concreto, que metí en la boca un superalmejon, que sería la delicia de muchos hoy en día, por su tamaño, pero me sentí absolutamente frustrada al masticar y sentir aquellos granos de arena en la boca. Decidí que nunca mas las probaría. El caso es que mi familia jamas me forzó a probarlas de nuevo. Mi hermano se comía su ración y la mía, y así pasaron los años hasta que fui bastante mayor. Era saber que había almejas, y discretamente las apartaba, hasta que un día en Galicia me las comí en una mariscada con limón. Aquel sabor de mar, cristalino, salado en su punto, me maravillo. Iba yo comiendo la cuarta, hablando dicharacheramente. En una mano la almeja, en otra el limón y, cuando lo exprimo, me da la sensación que la almeja se movía. En ese momento creí que el vino me hacia ver alucinaciones, riéndome confesé que debía de parar de beber ya que había tenido la ilusión de que la almeja estaba viva. Mi compañero, en ese momento dejo caer unas gotas sobre la suya, y los dos vimos como se contraía el bicho. - ¡Están vivas! - , exclamamos los dos al mismo tiempo. Tomamos la siguiente y en esta ocasión era para hacer la prueba de si realmente estaban todas vivas o era una casualidad, y comprobamos como con la acidez del limón la almeja se encogía en su cáscara...mi compañero dejo radicalmente de comer las almejas, aunque nos estaban gustando muchísimo, y yo metí en la boca la que acabábamos de torturar con la acidez del limón, pero cuando la tenía en mi boca, no pude pensar mas que mis dientes iban a presionar un bicho vivo que iba a morir aplastado por mi dentadura. Sentí que algo paralizaba a mi mandíbula y fui incapaz de masticar a la pobre almeja que estaba depositada sobre mi lengua. Discretamente la saque y dimos por concluida la exquisita parte de la mariscada con almejas vivas.
Sé que son exquisitas, también las ostras, pero yo prefiero cocinarlas. Pensar en comer vivo al animal me da "repelus", o sea se me pone un poco la carne de gallina. Porque una cosa es comer crudo el alimento y otra comerlo vivo. No obstante para aquellos que sean capaces, he de decir que el sabor es magnífico, solamente que ahora que sé que están vivas, soy incapaz de repetir la experiencia. Así que desde ese día, no renuncie a las almejas, solo a comerlas vivas.
Comer almejas es muy bueno. Tienen una gran cantidad de hierro, lo que hace que estén indicadas en las anemias. También poseen vitamina B12, Selenio, Zinc alto contenido en proteínas y bajo contenido en grasas. Sus calorías son alrededor de unas 75 calorías por cada 100 gramos del producto. Se suele calcular sobre unos 250 a 300 grs por ración, aunque esto de la cantidad es muy aleatorio. En esta ocasión yo he preparado dos kilos de almejas para 8 personas como un primer plato.
Hay diferentes tipos de almejas, las mas conocidas en nuestra zona es la llamada de carril, la babosa y la japonesa. Esta última es de cultivo y que se ha adaptado muy bien ya que no es autóctona del norte. Mirando por Internet se pueden uno enterar de las diferentes clases o tipos de almejas y cuales son las mas indicadas para comer en crudo o hacer en guisos. En resumen ya os digo que las llamadas de carril son las mejores para comer crudas. En esta ocasión las que había en la pescadería eran las japonesas y esas son las que utilicé para hacerlas a la marinera.
INGREDIENTES
- 2 kgs. de almejas
- 6 dientes de ajo
- 1/2 cebolla
- 250 c.c. de aceite
- 1 vaso de vino blanco (un buen vino)
- 1 manojo de perejil
- 1 cucharada de harina
- 1 cucharilla de tomate concentrado
- 2 hojas de laurel, 1 guindilla.
PREPARACIÓN
1º Lavar bien las almejas, dejarlas en agua fría en la nevera un par de horas, para que suelten las arenas, bien tapadas con un paño húmedo y bien cubiertas de agua.
2º Colocar, con un vaso de agua, en una olla las almejas. Darles un hervor para que se abran. Sacar y reservar las almejas nada mas de abrirse y colar el agua que sueltan, se usará para la salsa.
3º En una olla, pochar el ajo y la cebolla con el aceite, a fuego suave, hasta que quede transparente.
4º Añadir el laurel y la guindilla
5º Añadir la cucharada de harina y remover para que ligue
6º Añadir la cucharilla de tomate concentrado
7º Añadir el vino blanco y dejarlo hervir para que evapore, cinco minutos. Luego añadir el agua de cocer las almejas. Este agua suele estar salado, por eso se ha de probar la salsa antes de añadir mas sal al plato. Dejar que todo se cocine durante unos diez minutos mas. Añadir un poco de perejil picado.
8º La salsa quedará con un bonito color discretamente rojizo. Yo utilizo el tomate en lugar de pimentón. (Truquillo de mi madre, aunque podría hacerse sin el tomate y añadir un poco de pimentón de la vera que puede ser picante y en ese caso no añadir la guindilla).
9º Una vez la salsa esté hecha, añadirla a las almejas que hemos reservado abiertas, Removerlas con un vaivén de la olla, sobre la placa de cocina, y dar un hervor de dos o tres minutos. Mas tiempo haría cocer demasiado las almejas y no estarían tan jugosas.
10º Finalmente espolvorear de perejil picado y listas para servir.
NOTA: Yo, en esta receta, abro las almejas antes y utilizo el liquido que sueltan para la salsa. Se puede realizar el plato con las almejas crudas directamente sobre la salsa, y cocer hasta que se abran. En ese caso, para hacer la salsa se utilizará agua, o bien si se tiene un caldo de pescado, podemos utilizar un poquito, que dará mas sabor.
En el caso que queráis medio preparar el plato, hacer la receta como yo os indico. Si tenéis invitados podéis preparar la salsa y reservarla, las almejas abiertas reservadas. Cuando sea la hora de la comida, solo tenéis que calentar bien la salsa y añadir las almejas, dándoles un toque de dos a tres minutos, que sera suficiente para que se calienten. Yo he usado esa opción porque las he hecho para una comida familiar y las hice con unas horas de antelación. Por cierto no olvides de poner pan en la mesa para tomar la salsa!
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